domingo, 19 de diciembre de 2010

Barbiana, una cocina acorde para entrar y disfrutar.

Este viernes antes de entrar en un nuevo curso de cocina, e intentando terminar la semana de la mejor manera. Nos hemos ido al Restaurante Barbiana, Manuel Sánchez, en el Barrio de los Bermejales. Sitio que se encuentra alejado de las típicas zonas de restauración y de tapeo, pero que sin embargo aglutina algunos sitios interesantes.

Situado en una esquina de la Avenida de Finlandia, y con una imponente fachada que reluce del resto del edificio, al menos deja su marca en el “no pasa desapercibido”. Prometen buen marisco de San Luca de Barrameda, pero intentaremos volver para probarlo, esta vez nos centramos en la cocina. Bueno lo otro también es cocina, pero en la vida hay que tener un orden.

El sitio de primeras gusta, te atienden bien, es acogedor y la barra tiene buen semblante que invita a quedarse.

Primera prueba superada, que la comida.

Nos pedimos:

Lomo de bonito con confitura de naranja y risotto primavera: Resulta irónico que el curso que iba a dar por la tarde fuese de risotto. La comparación posterior iba a ser innegable. Con esto de me detengo y comento ciertas cosas. Últimamente Sevilla ha entrado en la moda del arroz meloso, cremoso, a la crema, etc. La gran mayoría intentando emular un risotto. Si ponemos risotto es risotto, arroz arborio o carnarolli para empezar. No vale que nos pongan por delante incluso un basmati.

De partida honestidad, la cremosidad que tiene un risotto la aporta el almidón que libera el arroz lentamente durante su cocción sin llegar a partirse, característica que solo tienen ciertos tipos de grano. Por tanto, mejor decir meloso, cremoso, o cualquier adjetivo referido a la suntuosidad del plato.

Volviendo al plato. El risotto no era risotto, era un arroz bomba con un toque de nata, zanahoria y pimiento en brunoise (corte en dados muy pequeños). El lomo de bonito estaba algo seco pero bien. Y la confitura de naranja era en mi opinión de bote, un color tan intenso es complicado darlo sin que acompañe el mismo sabor. Sin embargo, el plato en su conjunto si me gustó. El arroz estaba bien, el bonito no tan seco, y la confitura no estaba mal.

Garbanzos con langostinos: Me encanta los platos de cuchara, mas si fuera hace un frío molesto. Descubro con gusto el uso que de ciertas especies hacen en la cocción de guisos. En este caso un pimentón dulce que daba buen gusto al plato. Pero también un comino iría ideal. Los garbanzos en su punto de cocción, langostinos algo escasos (normal, yo podría comer miles) pero suficientes. Simplemente “pa rebañá”

Cola de toro a lo tradicional: Lo tradicional de la cola de toro es la cocción larga y prolongada, y que sea de vaca mas que de toro. La cocción prolongada permite que el colágeno que tiene la carne se suelte y diluya en el líquido de cocción. Lo que terminar espesando la salsa por mi sola. Particularmente me encanta el plato, no me resulta un plato excesivamente graso, ya que el colágeno no es realmente grasa, sino proteína.

En este caso el plato requería más cocción. El punto es cuando la carne se separa del hueso y del tejido sin mayor esfuerzo. Y tuve problemas en ese aspecto, ya que una trozo estaba bien (bueno mejor) y el otro necesitaba mucha mas cocción. La salsa estaba bien, evidentemente poco ligada, pero bien de sabor. El plato lo terminan con unas patatas chips que rompen directamente el término “tradicional”. Sus buenas patatas asadas y dejemos de historias.

Misterio ó revelación, el plato fue retirado de la carta posterior a yo ordenarla. Espero no tener una cara tan transparente en cuando algo no me termina de convencer.

Chipirones en su tinta: Repetimos el “risotto” como acompañante, de nuevo, bueno pero no era risotto. Pero los chipirones estaban bien preparados, ligeramente salados pero me gustaron.

El sitio es de reciente apertura y en mi opinión tienen buen hacer, falta ajustar algunas cosas en los platos, pero pueden perfectamente hacerse un nombre en esta ciudad. Quede necesitado de marisco de Cádiz, el cual por la carta tienen buenas elecciones y surtido.

2 estrellas y media le coloco. Recomendarlo, claro. Repetir, por que no.

Escribo este post desde un avión dirección a mi tierra, con lo que probablemente no pueda mantener el mismo ritmo. Sin embargo, puedo prometer y prometo (siempre me ha encantado esa frase) que haré un post sobre la cocina de mi tierra, la tradicional y la nueva. Algunos amigos que tengo por allí no me perdonarían que no lo hiciese.


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viernes, 10 de diciembre de 2010

Anna, su pasta, su casa, su buen hacer

Esta semana ha tocado algo diferente. No me he ido de bares ni de tapeo ni de nada (aún claro, la lluvia es lo que tiene), pero he ido de curso. Mas específicamente al Curso Pasta 101 de Anna Mayer, una mujer encantadora. Dar curso, cocina, lee, escribe, tiene blog, twitter, cuenta en facebook, niños, y hasta dos gatos, sinceramente envidio su potencial y dedicación a este noble arte de los fuegos.

Un comentario gracioso y sin venir a cuenta. Cuando pones Anna en el google desde mi ubicación, sale por este orden: Anna un pueblo de Valencia, Asociación de Amigos de los Animales, el wiki de Anna el pueblo, y la Asociación Naturista-Nudista de Andalucia... curioso verdad, para que luego digan que el google lo sabe todo. Web 3.0 y su busqueda semántica YA!.

El curso me ha encantado, si es cierto que esperaba un nivel mayor, pero me lo pasé tan bien y aprendí tantas cosas que no me importó en lo mas mínimo. Como saben el saber no ocupa espacio, y en mi caso, la pasta no llena, siempre puedo comer mas y mas y mas. Anna es una persona que de lo suyo sabe, y mucho, que se dedica a mantenerse al día, y por encima de todo le encanta lo que hace.

Hicimos 3 recetas, un carbonara de verdad de la buena, un pesto y un ragú como la tradición manda. Para detallar un aspecto importante, educativo, formativo y curioso de cada cosa diré: La carbonara que "hacemos" en España no es ni por asomo la que nos creemos, el pesto es increiblemente sencillo y puede llevar nueces (algo, no mucho claro), y el ragú lleva cierta cantidad de leche entera.

Durante la jornada, nuestra instructora se recrea y nos enseña, un poco de todo. Desde el origen de las recetas típicas italianas, geografía de Italia, tipos de pasta y sus mejores usos, los ingredientes esenciales, hasta la propia preparación de la receta. Hasta que finalmente pasamos a la ansiada degustación

Sobra decir que los platos estaban perfectos. Muy simples en preparación, pero llenos de sabor. Me encantaron, punto, no tiene otra descripción. Es gracioso verla, como lleva los tiempos de cocción de la pasta a rajatabla, y lo es por que en España no estamos acostumbrados a tratar con tanto mimo a tan noble producto. Para que nos entendamos, es como las paellas que encontramos en Londres, el mismo símil se aplica. Sin embargo, es su atención a los detalles, lo que hace que su pasta salga perfecta.

En la actualidad en Sevilla están proliferando restaurantes italianos, no todos por desgracia de una gran calidad, pero algún que otro se ciñe a la auténtica tradición. Pronto un post sobre uno de ellos.

Si nada mas, gracias Anna por tus curso (por cierto no me llevo comisión, pero contactarla que bien vale la pena, se pasa un rato mas que agradable). Nos veremos en un futuro próximo.

Se me olvidaba, ¿qué hace un crítico en un curso de cocina?. Muy fácil. Me gusta la cocina, cocinar, comer, y por último la crítica constructiva. Soy de los que sostiene que para comentar sobre algo hay que saber de ello. Y por ello, leo, investigo, cocino, aprendo, etc. Si es que esto más que una pasión y una afición, comienza a parecerse a una segunda carrera. La cual estoy disfrutando tanto como la primera.

Y para que todos aprendamos un poco mas. Coloco el enlace a Youtube de los Curso de Ciencia y Cocina en la Universidad de Harvard, en los que intervinieron grandes Chef de la escena actual y uno de mis autores favoritos Harold McGee. Espero que los disfruten, tanto como yo lo estoy haciendo.








jueves, 2 de diciembre de 2010

Restaurante Poncio, Willy "Wonka" entra en cocina

El jueves pasado estuve en el restaurante Poncio en la Cartuja. La cocina la lleva el Chef Willy Moya y ha creado en un antiguo pabellón de la Expo 92 un sitio de alta calidad y gastronomía.

La sala está rodeada de una cortina de agua que resulta moderna pero genera cierta incomodidad al estar sentado justamente delante. La cortina realmente marea. Con reducir el caudal bastaría. Un punto a tomar en cuenta.

La carta está bien balanceada y acorde con la estación del año, no muy extensa pero justa en tamaño. Posee dos tipos de menú de degustación, uno pequeño y otro grande. En esta ocasión nos hemos decantado por el grande. La lista de vinos está bien surtida en variedad y sabores, no resulta a mi parecer demasiado costosa.

El servicio es atento, de trato amable y muy profesional. Conocen la carta y los platos, algo que siempre se agradece al pedir información extra sobre los platos.

Un mal comienzo fue el pan. En mi opinión congelado. Nada cuesta hacer pan en el restaurante. Y le da un nivel superior a la experiencia que se intenta lograr.

Ahora paso a describir el menu de degustación.

La entradas fueron:

Degustación de aceitunas, aceite, aceitunas y puré de aceitunas. Todas de la variedad Picual. Una buena forma de iniciar la comida.

Tostas de genjibre con paté de cerdo al oloroso. Es increible como algo tan sencillo puede estar tan bueno. Al paté no se le sentía mucho el oloroso, pero aún así estaban deliciosas.

Alioli de lima sticks de yuca. La yuca es un tubérculo como la patata, pero de una textura fibrosa. Es muy típica de Latinoamerica, y bueno digamos que me he comido unas cuantas en mi vida. Estas estaban muy bien cocinadas, y eso tiene mérito ya que la yuca no es sencilla de cocinar, es algo caprichosa y puede pasar de estar dura a deshacerse un un abrir y cerrar de ojos. El alioli justo en sabor, ligero toque ácido pero sin un sabor que abrumase.

Cigarritos de salchichón y queso provolone. Estos cigarritos, pasta filo rodeando al salchichón ibérico y al queso, estaban bien pero nada espectacular. Tenía un sabor intenso en canela y en salchichón, pero mataba el sabor del queso.

Por último, Sherry mery de tomate, erizo de mar y manzanilla caliente. Tuve ciertos problemas con este plato, y uno de ellos era el sabor. Tenia un sabor intenso, característico, agradable, pero que no combinada con los sabores anteriores, he incluso era más un sabor de cierre mas que de comienzo de comida. Recordar que estamos en los entrantes. Lo presentan en una copa de martini y aparte colocan un manzanilla caliente para complementar y aumentar el sabor. Para mi, sobraba la manzanilla.

Primeros platos:

Infusion de atun con tallarines de choco y cigala. Este plato me recordó a uno clásico de otro Willy, en este caso Wylie Dufresne un reconocido chef norteamericano.
La infusión servida por el mismo Willy Moya estaba simplemente exquisita. Sin embargo los tallarines de chocos estaban como chicles. Las habas que acompañaban estaban muy bien, al igual que las tiras de zanahorias, algo largas y difíciles de manejar pero bien hechas. Un buen plato, que necesita un poco mas de atención a la hora de la preparación.

Huevos rotos con aceite picante. Un plato sencillo hecho correctamente pero sin mucho gancho. El aceite picante servido en una pequeña pipeta estaba bien, poco picante, pero bien.

Terrina de caballa y tomate confitado. La terrina estaba hecha con filetes de caballa, calabacín, salmón y berenjena. El tomate confitado estaba bien e iba muy bien con el brotes. El toque dulce de la reducción de Pedro Jimenes y vinagre de módena complementaba perfectamente a la terrina. Uno de los platos que más me ha gustado.

Segundos platos:

Corvina confitada crema de perejil y verduras de temporada. El pesado estaba bien cocinado pero algo soso, necesitaba un toque ácido de forma casi desesperada. La crema de perejil estaba realizada a la perfección, una textura delicada y un sabor muy bueno. Las verduras estaban cocinada de forma perfecta, al dente, como le gustan a un servidor.

Presa de paletilla cremoso de pimiento papas y frutas al Moscatel. La carne estaba brillantemente cocinada, en su punto justo, para mi perfectamente sellada y termino medio de cocción. Las frutas, el albaricoque y la ciruela complementaban de forma excelente a la carne, y tenían ese ligero toque de moscatel. El cremoso de pimiento era algo escaso en el plato.

Postres:

Mojito de pomelo. Brillante, sin palabras, sencillamente para repetir y repetir.

Fresitas del bosque. Sopa de almendras bizcocho de especies helado de vainilla. La sopa de almendras de sabor suave pero redondo, el bizcocho de especies estaba muy bueno pero algo duro, el helado de vainilla simple pero delicioso.

De forma general me gustó mucho la comida. La sala por desgracia debe hacer algo con la cascada de agua. Si eché en falta que el chef volviese por la mesa para preguntar que nos había parecido su menú de degustación. Mas teniendo en cuenta que en sala eramos solo 2 mesas.

Poncio Cartuja le doy sin dudarlo 3 estrellas y media, y una clarísima recomendación para que la gente vaya y lo pruebe.

Taberna del Porvenir, de oído mejor que de gusto

Este miércoles nos hemos ido a la Taberna El Porvenir en el barrio del mismo nombre.

La verdad es que me habían hablado muy bien de este sitio. Aunque siempre había huido por la cantidad de gente que siempre hay. Claro y ese día no fue diferente.

Una cosa que me sorprendió a la llegada fue la escasa oferta de vinos por copas. Para ser una taberna, el vino debe ser un ingrediente fundamental. Por fortuna el tinto de turno era bastante bueno. Azpilicueta crianza de bodegas Domecq. Pero centrémonos en la comida que es la razón de la lectura de este blog. Y mi misión al escribirlo.

Comenzamos con dos entradas de gran calibre.

Tabla Porvenir y Solomillo a la carbonara. El primero es una tabla con tomate natural, queso crema y anchoas. Y francamente me decepcionó, las anchoas estaban saladas, mas de lo que ellas por si misma son. Por que añadirle sal a algo que ya tiene bastante sabor. Luego nombrar a un plato con el nombre del sitio DEBE marcar diferencia, y en este caso el plato no nada interesante. El segundo es solomillo con salsa carbonara por encima y patatas fritas de acompañamiento. La carne bien hecha, de agradecer por que el resto no tenia nada especial. Nata de bote y queso rallado de bolsa, simplemente falta de profundidad en la preparación del plato.

Nos aventuramos con 3 tapas más.

San Jacobo. Correcto pero algo soso

Gratín de carne con pimiento de piquillo. La carne estaba bien hecha, pimiento cocinado al punto justo pero increíblemente escaso solo una pequeña tira. Berenjena en el fondo que servía de aliciente.

Chocos en su tinta. Los chocos estaban cortados en cubitos y eran chicles, yo diría que eran de bote. El arroz de acompañamiento esta totalmente soso.

Por último y en la misma tanta, ordenamos un revuelto de setas del campo con la esperanza de mejorar la experiencia anterior. Sin embargo, lo único que puedo decir, es que las bolsas de setas del Mercadona se pueden preparar muchísimo mejor.

En su conjunto la comida estuvo deficiente, el vino hace algo, y el servicio no es del otro mundo.

Solo llegamos en mi ranking a 1 estrella. Esta cocina tiene en mi opinión mucho que mejorar, o mejor dicho, realmente empezar a cocinar de verdad.